jueves, 23 de junio de 2011

Vietri sul Mare, perla amalfitana

Cuando dejas la bahía de Nápoles en dirección sur aparece otra hermosísima bahía, la de Salerno y, justo antes de llegar a esa ciudad, en un profuundo valle, aparece una perla de la renombrada costa amalfitana, Vietri sul Mare.

Un pueblo precioso, de origen etrusco, que siempre se dedicó a la pesca y al comercio marítimo.


El mar Tirreno envuelve los acantilados sobre los que se sitúa Vietri.

Además de comerciantes, pescadores y marinos, Vietri siempre destacó por la industria cerámica. El muestrario lo vemos desde el mirador de la autopista, con la maravillosa cúpula de la iglesia de San Juan Bautista, a base de losas de majólica.

El pueblo domina el valle del río Bonea. Sorprende la frondosidad. Siempre pensé que el sur de Italia sería más seco, más pardo, menos verde.

Enfrente, colgado como un mirador enfocado a Salerno, aparece Raito en medio del bosque.

De Vietri destaca la playa central, la que está en el fondo de su golfo.

Los acantilados sobre el mar Tirreno están sembrados de villas, cimentadas sobre riscos y acantilados inauditos.

Veleros, motoras, lanchas y enbarcaciones de gran calado aran y surcan ese trozo del Mediterráneo.

Nosotros no tenemos tiempo de bajar, de explorar el palazzo Solimene o las tiendas de Cerámica. Tenemos que coger un barco hacia Sicilia esa misma noche, 450 km al sur. A volar.

Aunque envidiamos a los que invaden la playa de Vietri y las calillas amalfitanas.

Un lugar paradisiaco, de apuuntárselo para volver en cualquier momento.

La autovía en esta zona de la región de Campania es curvilénea, carretera de montaña.

El valle del rio Bonea, un lugar etrusco, luego romano y más tarde Lomgorbardo, una maravilla.

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