viernes, 24 de enero de 2014

Ragussa: dos catedrales, dos colinas, una ciudad siciliana doble

Uno llega a Ragussa, a unos kilómetros del Estrecho de Sicilia y del mar Jónico y dice: no puede ser verdad. Esto es una alucinación. He conducido muchas horas, estoy demasiado cansado.


Distorsiona mi vista. Es como Módica, pero en grande, y en versión elegante. Un sueño. Qué me he tomado?. Si hace meses que no me drogo.


A ver, antoñito valverde, céntrate. Dos valles unidos por cuatro puentes. Es posible. Dos catedrales es algo que puede ser conflictivo, con dos prelados en la misma ciudad. Pero las dos colinas de arquitecturas imposibles son, eso, imposibles. Casi alucinatorias.


Y además, no son muchos, 70 mil ragusianos. Descendientes de los sículos, como todos los sicilianos de esta esquina sur de la isla. Sus ancestros dejaron huella en estos riscos calizos y valles feraces, desde la edad del bronce.



Luego, lo de siempre. Los griegos los civilizan; la dominan un tiempecillo los cartagineses; los romanos entran a sangre y fuego; los bizantinos la fortifican, pero la pierden cuando llegan los árabes en el 848; y los normandos arrasan a los sarracenos en el siglo XI, con apoyo del Antipapa. Y la hacen ciudad condal. Lo que se dice un feudo.


La ciudad está llena de monumentos, tiene su barrio viejo y su zona nueva, gestiona una buena playa y es capital de provincia.



Pero esa aparente normalidad, una vez que estás dentro y recorres sus calles, es de una belleza irreal cuando la ves de frente, a un centenar de metros de distancia.



El Duomo de San Giorgio, con su fachada-torre y su cúpula, obra de Rosario Gagliardi, es la obra culmen de esta ciudad barroca, también patrimonio de la humanidad. como siete muncipios del valle de Noto.


Se construyó, como casi todo en esta zona, tras el terremoto de 1693, que en Ragusa dejó cinco mil finados. La comenzaron en 1738 y la terminaron en 1775, y no fueron lentos.


Cuatro puentes separan las dos colinas a las que se agarran las construcciones como lo líquenes a las rocas. De Ragusa, por estar fuera de las rutas turísticas, se dice que es una isla dentro de la isla siciliana.


Ragusa Ibla es la vieja Ragusa, la que sufrió el terremoto. Se reconstruyó y, en la colina de al lado, surgió la nueva Ragusa.


Dos valles las circundan, la cava san Leonardo y la cava santa Doménica. Es una ciudad agrícola, con minas de alquitrán, con el que se han asfaltado las calles de media Europa.


Y, aunque por su arquitectura imposible parezca alta, está sólo a 300 metros sobre el nivel del mar. Los que sufren vértigo no se lo creen.


La Ragusa Superiore, la nueva, se construyó sobre el pueblo vecino de Patro, tras el seísmo de finales del XVII. En 1927, un jerarca fascista une las dos ragussas y les da la capitalidad de la provincia, que la tenía Módica hasta entonces.


Están unidas, la Ragusa Ibla y la Superiore, por el valle de los cuatro puentes.


Las otra catedral, la de San Giovanni Battista, se debe disputar la primacía eclesial con la de san Georgio. No quiero ni pensarlo.



San Giovanni, en la zona vieja, es más antigua. Se inició antes que san Giorgio, en 1718, aunque se terminó después, en 1778.


No vi la iglesia de San Tommaso, reedificada tras el gran terremoto, sobre una iglesia normanda que estaba dedicada a una virgen tocaya mía, Santa María de Valverde.

Pero lo que vi me fascinó. Y, aunque no estuve mucho tiempo, me he prometido volver a las dos ragussas para verlas con más calma. Y sin distorsiones alucinatorias.




Esto fue parte de lo que contemplé, antes y después de unos espaguetis carbonara, excelentes, por cierto. Y acabo de averiguar que sólo hay un obispo en Ragusa, el de la diócesis de la iglesia de san Juan Bautista. Giorgio es un duomo sin prelado. Menos mal.

Nevó al fin en sierra nevada

Sierra Nevada, el martes uno de febrero, frío y soleado, de 2011. La tenía como un borrador desde hace tres años. Ahora, después de las nevadas de los últimos días, debe estar parecida.



La pista del Águila, en la zona del barranco de San Juan.





En la zona de la laguna de las Yeguas. 




Esquiar solo es un lujo, con nieve polvo y sol, volando casi por encima de las nubes. Qué ganas de subir de nuevo...









































































sierra dulce nevada


Cuando la sierra se cubre así, en Granada se dice que está 'redonda'....

Al enemigo, ni agua. Churra films


Al enemigo, ni agua, una película de Churra films

Premio al mejor sonido en el 48 hour film proyect 2014, de Granada

En octubre se celebra en Granada el 48 hour film proyect, incluido ya de forma oficial en la programación del festival de Nuevos Realizadores, Este año formamos un equipo, al que le llamamos Churra films, y participamos. Se trataba de hacer un corto, de entre 4 y 7 minutos, en 48 horas. El viernes, a las seis de la tarde, los equipos estábamos convocados para sortear qué género le tocaba a cada uno y qué elementos comunes debían incluir todas las películas, que eran, una pajarita, la frase 'debemos trabajar juntos para encontrar una solución a esto', y un personaje llamado Noel o Noelia Durán, de profesión diseñador de páginas web. Nos tocó hacer una comedia negra. El cronómetro se puso en marcha el viernes 18 de octubre a las siete de la tarde, y teníamos que entregar la película en un dvd el domingo, entre las 6 y las 7. El proceso de confección del guión, asambleario, fue un poco caótico. Trabajamos en él los actores, Antonio López, Juan de Dios Jiménez Valladares, Susana Domínguez y Carolina Murcia. El cámara, que hizo una estupenda fotografía del barrio de la Churra al día siguiente, Roberto Higueras. El ayudante de dirección y responsable del sonido, que sería premiado por ello, José Antonio Megías, 'Bruguelao', la directora de producción, Arancha Peras y el creador de la música Pepe Torrecillas. A ese equipo hay que sumarle a Juan Pérez, que nos facilitó todos los medios técnicos, y a  José Miguel Fuentes, que creó las fotos y los rótulos, y a un servidor, que firmó la dirección.  Lo que nos salió fue esto:


miércoles, 6 de julio de 2011

Roma, un parque temático bonico, caro y saturado

A Roma fui poco. Aterricé, dormí, me di una vuelta por el centro y viajé al sur. Luego regresé a coger el vuelo de regreso a Granada. La ciudad, bella y monumental, está atorada de turistas. A mi me da un poco de grima tanta muchedumbre, tanta cola, tanta comida chatarra carísima. Esto es la plaza de España, uno de los puntos álgidos del centro.

La Madomna, onmipresente, también frente a la embajada española.

La fontana de la plaza de España se llama de la Barcaccia. La encargó el Papa Urbano VIII a Pietro Bernini, tras una inundación que, en 1598, llevó un barco a la plaza desde el río Tíber. Por eso simula un barco seminaufragado. A Pietro le ayudó su hijo, Gian Lorenzo, que lo sobrepasaría después en fama y técnica escultórica. Los chorros que emergen de proa y popa son de agua potable. Se terminó en 1627. En la casa que vemos junto a la escalinata vivió y murió el poeta inglés John Keats. Hoy es un museo dedicado a él y a su amigo, el también poeta romántico inglés Percy Bysshe Sheley.
La famosa escalinata de la Plaza de España, de 135 peldaños, sube desde la embajada española a la iglesia de la Trinitá dei Monti. La inauguró Benedicto XIII en 1725, y la financiaron los borbones franceses. Fue diseñada por Alessandro Specchi y Francesco de Santis.



La embajada española, pero no la de Italia, sino la de la Santa Sede, da nombre a la plaza. Una piazza que le regaló el rey Fernando el Católico al Vaticano, cuando el Papa controlaba toda la ciudad de Roma.
La iglesia de la Trinidad del monte Pincio, gótica, se contruyó entre 1502 y 1519. Pero lo que vemos, la fachada con los dos campanarios se añadió a mediados del siglo XVI. El solar lo donó a la orden de los Mínimos el rey francés Carlos VII. El obelisco Salustiano lo hizo erigir Pío VI a finales del siglo XVIII.
De los romanos me llamó especialmente la atención lo boscosas que tienen las azoteas.



La azotea anterior y ésta, dos auténticos jardines de altura, miran al Tíber, cerca del puente que cruza hacia el Vaticano.
El castillo de Sant'Angelo o mausoleo de Adriano, junto al Tíber, está en la entrada del Vaticano. Lo inició en el año 135 el emperador Adriano para ser enterrado allí junto a su familia y lo terminó Antonio Pío en el 139. Poco después se usó como recinto militar y se unió a la muralla aureliana en el año 403. En el año 590, tras una epidemia de peste que asoló Roma, el papa Gregorio I vio al arcángel san Miguel sobre el castillo envainando su espada y mandó hacer la estatua del ángel a Raffaello de Montelupo. La actual es de 1753, y la hizo en bronce Pierre van Verschaffelt a partir de un dibujo de Bernini. Desde 1277, el castillo está conectado con el Vaticano con un corredor fortificado. Aquí se refugió el papa Clemente VII durante el saqueo de Roma de las tropas de Carlos I de España y V de Alemania.



En la fontana de la Barcaccia la gente bebe agua y se fotografía.



Otro ático ajardinado, también junto al río Tíber y con vistas al Vaticano.



El río Tíber y el castillo de Sant'Angelo, junto al puente del mismo nombre, que lleva a la basílica de San Pedro.
La Bocca della Verità es la máscara de mármol de un viejo barbudo, hecha en la antigua Roma, y situada en el pórtico de la iglesia de santa María en Cosmedin. Se desconoce para qué fue diseñada, con 12 toneladas y casi dos metros de diámetro. Podría haber servido de tapa de alcantarilla. La leyenda dice, desde el Medievo, que los mentirosos que meten su mano en la boca, la pierden. Cientos de turistas hacen cola para meter su mano dentro del detector de mentiras. No se conoce a ninguno que la haya perdido.



El campanario de la iglesia de Santa María en Cosmedin, edificada en el siglo VI sobre los restos del templo de Hércules Pompeyano, en el Foro Boario. Se reconstruyó en el año 782, y fue decorada por monjes griegos. Cosmedin significa bello. El templo sirvió de sede para elegir a los papas Gelasio II, Celestino III y el antipapa Benedicto XIII. El primero y el tercero habían sido cardenales diáconos de la iglesia Cosmedin. La restauró Calixto II en el siglo XII y la compraron después los benedictinos. En 1718 se remozó al estilo barroco, con una nueva fachada que levantó Giuseppe Sardi en 1718. A finales del XIX se retiraron los añadidos barrocos.


Un ánade tiberino.
La fontana de Neptuno, en la piazza Navona, es una obra del escultor Giacomo della Porta. Y aunque la ensombrece la majestuosidad de la fontana de los 4 ríos, de Bernini, es una fuente, ésta de Neptuno, maravillosa.



Las estatuas de las ninfas y Neptuno, obra de Della Bitta, se añadieron en 1878.

Esta figura de Gian Lorenzo Bernini representa a uno de los cuatro grandes ríos conocidos en la época. La fontana se hizo entre 1647 y 1651 por encargo del papa Inocencio X.


La plaza Navano y la fontana de los Cuatro Ríos, con el ambiente nocturno de pintores y caricaturistas. La piazza se construyó en el siglo XV sobre el antiguo estadio Domiciano, que data del año 86 a.C.
Este es el arco di Giano, un extraño monumento del siglo V, un arco con cuatro caras, que está en el exterior del Foro Boario. La iglesia del fondo es la de san Giogio al Velabro.



Esto es lo que queda del Templo de Adriano, construido en el año 145 en honor de ese emperador por su sucesor, Antonino Pío. Tenía 15 columnas en este lateral de las que quedan 11, de 15 metros de altura. Está entre la fontana de Trevi y la piazza Navona.


La Fontana de Trevi es una feria, tanto o más que el Vaticano o el Coliseo. Con 26 metros de alto y 20 de ancho, es la más grande y ambiciosa de la fuentes barrocas de Roma. Se construyó donde llegaba uno de los acueductos que suministraban agua a Roma. La fachada representa la escena en la que una virgen localiza para la capital del imperio una fuente de agua pura a 22 km de la ciudad, que se lleva por un acueducto hasta los baños de Agripa. El agua se usó durante 400 años. Roma se hundió definitivamente cuando los godos destruyeron sus acueductos y los romanos se vieron forzados a beber agua de pozos contaminados y de la cloaca en la que que habían convertido el río Tíber.



En 1543, el papa Nicolás V finalizó la reparación del acueducto Aqua Virgo y construyó una pila, que diseñó Leon Battista Alberti.


En 1629, Urbano VIII encargó un proyecto más ambicioso a Bernini, pero pero el papa murió sin realizarlo. Bernini cambió la situación de la fuente al otro lado de la plaza, frente al palacio del Quirinal. Su proyecto se desecchó, pero lo retomó Salvi. En 1730 el papa Clemente XII organizó un concurso y, aunque Nicola Salvi no lo ganó, se le encargó hacer la fuente. Se construyó entre 1732 y 1762. La terminó Giuseppe Panini, años después de la muerte de Salvi y de Clemente XII. El palacio Poli es el telón del que surge la fuente. Los turistas lanzan tres monedas y así se aseguran la vuelta a Roma. También se dice que tirando dos monedas al agua les llegará un nuevo romance y, si tiran tres, un matrimonio o un divorcio. Se calcula que se tiran unos tres mil euros diarios a la fontana de Trevi, con los que se financia un supermercado para romanos necesitados.



El Panteón es una palabra que significa templo de todos los dioses, y se construyó en el inicio del imperio romano. Lo hizo Marco Vipsanio Agripa, cónsul, amigo y general del emperador Augusto, en el año 27 a.C., según una inscripción del friso. Aunque en realidad, aquel templo sufrió un incendio en el año 80 y luego, en el año 110, en tiempos de Trajano, quedó destruido. El actual es una reconstrucción de los tiempos de Adriano, hacia el año 125.
Monumento a Vittorio Emanuele II, junto al foro. Entre a piazza Venezia y la colina del Capitolio. Se le conoce como 'la tarta'. Lo diseñó Giuseppe Sacconi en 1895, se inauguró en 1911 y se terminó en 1925.
El foro era el centro, desde donde se desarrolla la ciudad. Es el lugar de comercio, negocios, religión, administración de justicia y también de la prostitución. Originalmente, en Roma fue uun terreno pantanoso, hasta que lo drenaron los tarquinios cuando construyeron la cloaca Máxima.



El templo de Saturno, con la iglesia de san Lucas y santa Martina al fondo. A la derecha, el templo de los Dioscuros, Cástor y Pólux, mantiene tres columnas y el friso.



De nuevo las tres columnas que han sobrevivido del templo de los Dioscuros y, al fondo, el Coliseo.
En esta iglesia de la vía del Corso, a la izquierda según avanzas desde piazza Venezia, cantaban una misa del siglo XI. La solista era un ángel, con una voz que nos sublimó.



La tarta de Vittorio Emanuele II, desde piazza Venezia.



Una tienda impactante de tangas masculinos y calzoncillos en el centro de Roma.


Esta iglesia está crca de la estación Términi, donde se concentran casi todos los hoteles del meollo romano.
Una vecina de la zona de la estación de ferrocarril romana.


Luperca era el nombre de la loba que amamantó a los gémelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma. Aunque la historiografía no comulga con la mítica leyenda. Su estatua, que está en el Capitolio, cierra este reportaje que sólo muestra cuatro cosillas del inmenso parque temático, cristiano y pagano, de la capital del imperio romano.